El cáncer de cuello uterino invade cada año la vida de más de 14.000 mujeres en Estados Unidos. Afortunadamente, las muertes por esta enfermedad han disminuido considerablemente gracias a la mejora del cribado y la detección precoz. Sin embargo, su impacto continuado demuestra que aún nos queda trabajo por hacer para concienciar y empoderar a las mujeres en riesgo.
Cuando se detecta en estadios tempranos, el cáncer de cuello de útero es muy tratable y ofrece una supervivencia superior al 90%. Pero si no se detecta, puede progresar silenciosamente y hacer metástasis. La detección precoz de anomalías y la adopción de medidas preventivas han reducido considerablemente los costes sanitarios y los problemas de salud a largo plazo relacionados con esta enfermedad.
¿Qué es el cáncer de cuello de útero y cómo se desarrolla?
El cáncer de cuello uterino se forma en el cuello uterino, la parte inferior del útero que conecta con la parte superior de la vagina. Los dos tipos de cáncer de cuello uterino más frecuentes son el carcinoma de células escamosas y el adenocarcinoma.
El carcinoma de células escamosas se origina en las células planas y finas que recubren la superficie cervical externa. Este tipo de cáncer de cuello uterino representa el 80-90% de los casos.
El adenocarcinoma se desarrolla en las células de la glándula cervical del endocérvix, la capa de tejido glandular situada bajo el revestimiento superficial. Aunque es menos frecuente, la incidencia del adenocarcinoma cervical ha aumentado en las últimas décadas.
¿Qué factores pueden aumentar el riesgo de cáncer de cuello uterino?
Hay varios factores que pueden hacer que determinadas mujeres sean más vulnerables al cáncer de cuello uterino, entre ellos:
- Infección por VPH - El factor de riesgo #1, el virus del papiloma humano (VPH), interviene en más del 90% de los casos de cáncer de cuello uterino. Alrededor de 80 millones de estadounidenses viven actualmente con una infección activa por VPH, con 14 millones de nuevos casos anuales. Existen más de 100 cepas del VPH, pero los tipos 16 y 18 causan el 70% de los cánceres de cuello uterino.
- Número de parejas sexuales - Tener múltiples parejas sexuales a lo largo de la vida aumenta el riesgo de cáncer de cuello uterino. Cuantas más parejas, más oportunidades de exposición a las cepas de VPH de alto riesgo que provocan esta enfermedad.
- Actividad sexual precoz - Ser sexualmente activo a una edad temprana también aumenta la susceptibilidad. Los cuerpos de los adolescentes aún en desarrollo resultan especialmente vulnerables a la introducción inicial del VPH.
- Otras ITS - Las infecciones de transmisión sexual (ITS) como la clamidia, la gonorrea y el VIH pueden aumentar las probabilidades de padecer cáncer de cuello uterino. Estas enfermedades pueden comprometer la respuesta inmunitaria necesaria para suprimir el VPH cancerígeno.
- Inmunodeficiencia - Las mujeres con trastornos autoinmunitarios o inmunodepresión inducida por medicación se enfrentan a tasas más elevadas de cáncer de cuello uterino debido a una menor capacidad para combatir la infección por VPH. Las seropositivas también presentan un riesgo cinco veces mayor.
- Historia familiar - Si su madre o su hermana han luchado contra el cáncer de cuello de útero, su probabilidad genética también aumenta en cierta medida.
- Fumar - El tabaquismo o la exposición pasiva al humo de tabaco introducen sustancias químicas cancerígenas en los tejidos del cuello uterino, que ya son vulnerables debido a la exposición al VPH.
- DES Exposición - Las mujeres cuyas madres tomaron el medicamento DES durante el embarazo tienen un riesgo elevado de cáncer de cuello de útero debido a cambios en el desarrollo de las células de la glándula.
Detección precoz del cáncer de cuello de útero
Durante las fases iniciales, el cáncer de cuello uterino rara vez manifiesta síntomas evidentes. Sin advertencias manifiestas, las mujeres afectadas a menudo no son conscientes de que la enfermedad progresa silenciosamente. Este avance asintomático pone de relieve por qué son tan importantes los exámenes pélvicos periódicos y las pruebas de Papanicolaou.
Según las directrices actuales, las mujeres de entre 21 y 65 años deben someterse a pruebas periódicas de detección del cáncer de cuello uterino cada 3 a 5 años. Algunas mujeres, como las mayores de 65 años o con un estado inmunitario comprometido, pueden requerir pruebas más frecuentes. Siga siempre las recomendaciones personalizadas de su médico.
Durante una citología rápida e indolora, el médico recoge muestras de células de la parte externa del cuello uterino. A continuación, un laboratorio examina estas células cervicales para detectar cualquier cambio precanceroso o signos tempranos de cáncer.
¡Cuando se detecta precozmente mediante un cribado rutinario, el cáncer de cuello de útero resulta altamente tratable, con tasas de supervivencia a 5 años que superan los 90%! Pero una vez que esta enfermedad se extiende regional o lejanamente, el pronóstico decae rápidamente.
Por este motivo, la detección precoz de anomalías precancerosas permite a los médicos extirpar o destruir estas zonas de tejido antes de que se forme un cáncer real. Incluso si se desarrolla el cáncer, detectarlo en la fase I significa un tratamiento menos invasivo con mejores resultados. Está claro que la prevención desempeña un papel fundamental en la lucha contra el cáncer de cuello uterino.
¿Pueden influir los cambios en el estilo de vida en el riesgo de cáncer de cuello de útero?
Aunque algunos factores de riesgo, como los genéticos, siguen siendo fijos, las nuevas investigaciones muestran que ciertas medidas relacionadas con el estilo de vida pueden ayudar a reducir la propensión al cáncer de cuello de útero.
- Vacúnese - La vacuna contra el VPH protege contra las cepas más responsables de las neoplasias cervicales. Las mujeres de 26 años o menos que no se vacunaron cuando eran preadolescentes deben vacunarse igualmente. La vacunación contra el VPH ya ha demostrado una tasa de éxito 75% en la reducción de la incidencia del cáncer de cuello de útero.
- Uso Protección - Los preservativos limitan la exposición durante la actividad sexual a los tipos de VPH de alto riesgo y otras ETS que comprometen la inmunidad. Aunque no es 100% preventivo, el uso de barreras reduce las probabilidades de transmisión.
- Evite fumar - El tabaquismo de primera o segunda mano introduce sustancias químicas cancerígenas en los tejidos cervicales que intentan eliminar la infección por VPH. Dejar de fumar sigue siendo una de las mejores medidas de salud que pueden tomar las mujeres.
- Que te examinen - Los exámenes pélvicos periódicos y las pruebas de Papanicolaou que detectan anomalías precoces siguen siendo la mejor estrategia de protección de que disponemos actualmente. La clave sigue siendo seguir las pautas de cribado de los expertos.
- Mantener un peso saludable - Una dieta equilibrada y el ejercicio regular favorecen el bienestar de todo el cuerpo, lo que permite resistir mejor al VPH, suprimir los precánceres y vencer a los cánceres más avanzados.
Aunque es imposible evitar todos los factores de riesgo, tomar decisiones informadas sobre el estilo de vida permite a las mujeres luchar contra el cáncer de cuello uterino.
Recuperación tras el tratamiento del cáncer de cuello de útero
Una vez diagnosticado, los tratamientos habituales del cáncer de cuello uterino incluyen cirugía, quimioterapia, radioterapia o un protocolo combinado. Histerectomía sigue siendo la cirugía inicial más frecuente, a menudo combinada con la extirpación de los ganglios linfáticos pélvicos.
Después de completar los protocolos de tratamiento activo, muchos supervivientes aún se enfrentan a efectos persistentes que afectan a la calidad de vida. Trabajar con fisioterapeutas del suelo pélvico aporta rehabilitación para optimizar la función y aliviar problemas post-cáncer como:
- Intestino y Incontinencia urinaria – Las cirugías que afectan a las estructuras reproductivas suelen lesionar los nervios que dirigen el control normal de la eliminación. La incontinencia suele seguir al tratamiento, pero responde bien al reentrenamiento conservador.
- Dificultades de salud sexual - La reducción del deseo, las dificultades para excitarse, el dolor durante la penetración y la dificultad para alcanzar el orgasmo suelen deberse a la cicatrización, la sequedad, el miedo, el dolor y la disfunción del suelo pélvico. Los fisioterapeutas pélvicos están especialmente formados para abordar estos complejos problemas de intimidad.
- Dolor pélvico y tensión muscular - La radiación suele dejar los músculos y nervios hipersensibles y nudos en los tejidos fasciales que provocan dolor centralizado. Las técnicas manuales y de automasaje combinadas con el entrenamiento en relajación ayudan a relajar suavemente esta respuesta de protección.
- Fatiga - La fatiga persistente suele aparecer tras los tratamientos contra el cáncer, pero recuperar la movilidad mediante ejercicios individualizados ayuda a reactivar los sistemas energéticos. El ritmo de la actividad evita el sobreesfuerzo mientras se recupera progresivamente la resistencia.
- Estenosis vaginal - La radiación estrecha notoriamente la cúpula vaginal, causando dolor y dificultad en las relaciones sexuales, los exámenes y la dilatación. Los regímenes de estiramiento vaginal especializados dentro de la rehabilitación pélvica se centran en volver a dilatar suavemente el canal.
Empezar la rehabilitación antes de someterse a una intervención quirúrgica suele mejorar los resultados tras el tratamiento gracias a la creación de una reserva de fuerza y resistencia del suelo pélvico. Cuando las estructuras que soportan nuestro núcleo sufren lesiones graves, el tiempo de recuperación depende directamente de las reservas musculares disponibles.
Al enseñar a las mujeres a relajar los músculos hipertónicos, movilizar el tejido cicatricial, reactivar los estabilizadores profundos y aumentar el flujo sanguíneo a los tejidos genitourinarios, los fisioterapeutas del suelo pélvico facilitan:
- Reducción de la incontinencia
- Aumento de la flexibilidad vaginal
- Dolor de penetración resuelto
- Recuperación de la sensibilidad y la excitación
- Confianza en la intimidad
Con la orientación de expertos, la mayoría de los supervivientes de cáncer de cuello de útero ven mejoras drásticas en los efectos secundarios persistentes, lo que les devuelve la comodidad y la calidad de vida después del tratamiento.
El camino por recorrer: Acabar con el cáncer de cuello de útero
Gracias al aumento de la vacunación contra el VPH, los cribados sistemáticos y la intervención precoz, cada año estamos más cerca de eliminar el cáncer de cuello uterino. Aun así, necesitamos una mayor concienciación para que las mujeres en situación de riesgo tomen medidas antes de que esta enfermedad prevenible se propague silenciosamente.
Preste atención a su cuerpo y comente inmediatamente con su médico cualquier síntoma anormal. Comunica cualquier dolor durante el coito, flujo inusual, presión pélvica o menstruaciones prolongadas o abundantes. No des por sentado que todo es normal o tolerable. Expresa tus preocupaciones para que sean evaluadas con prontitud, de modo que los casos sigan siendo lo más fáciles de tratar posible.
Juntos, mediante la educación, la capacitación y la atención especializada, podemos erradicar el cáncer de cuello uterino de una vez por todas.