La salud materna se enfrenta hoy a una crisis aleccionadora en Estados Unidos. A pesar de tener acceso a servicios sanitarios avanzados, más de 50.000 mujeres sufren cada año en Estados Unidos complicaciones peligrosas y potencialmente mortales derivadas del embarazo. Entre 700 y 900 madres mueren trágicamente cada año, lo que supone una tasa de mortalidad materna de 17,4 muertes por cada 100.000 nacidos vivos, que eclipsa la de países vecinos como Canadá y Gran Bretaña, con tasas de entre 7 y 9 por cada 100.000. Está claro que el sistema sanitario estadounidense está fallando profundamente a las madres.
Esta crisis de la salud materna exige nuestra atención urgente y una reforma integral si queremos que las madres y los bebés prosperen de verdad. Al examinar más de cerca los factores sistémicos que impulsan este problema cada vez más grave, obtenemos claridad sobre cómo empoderar a las madres para que defiendan de forma proactiva su salud y bienestar maternos. Como nación, debemos mejorar para dar prioridad y salvaguardar el bienestar de las mujeres embarazadas.
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ToggleExamen de los factores que agravan la crisis
El análisis de las causas profundas y las disparidades sistémicas revela aspectos cruciales que subyacen a los retos de la salud materna en Estados Unidos. Entre los problemas centrales figuran las enormes disparidades raciales en la atención sanitaria y la desigualdad de acceso:
La mortalidad materna de las mujeres afroamericanas es de 3 a 4 veces superior a la de las mujeres blancas, una estadística alarmante que pone de relieve las diferencias arraigadas en la calidad de la atención sanitaria materna y la divulgación en función de la raza. Las comunidades minoritarias se ven más afectadas por la obesidad, la hipertensión, la diabetes y otras enfermedades crónicas que aumentan las complicaciones del embarazo si no se controlan. La pobreza y la falta de cobertura de seguro agravan el problema.
Sin embargo, la crisis de la salud materna va más allá de las líneas raciales, acusando al sistema en general. Más del 60% de las muertes maternas se consideran evitables en todos los grupos demográficos, independientemente de la raza, los recursos, la situación del seguro o la ubicación. Las incoherencias en los protocolos y la coordinación de la atención sanitaria, la fragmentación entre proveedores y la inadecuada apoyo posparto ponen en peligro la salud materna en innumerables casos.
Aunque ciertas poblaciones soportan cargas desproporcionadas, ninguna comunidad es inmune. Si queremos invertir esta espantosa tendencia, es absolutamente necesaria una revisión integral y sistémica que dé prioridad a la salud materna en todos los ámbitos. La vida de las mujeres depende de ello.
Señales de alarma que hay que reconocer e informar
Cuando se trata de salud materna, la concienciación salva vidas. Informar a las madres de las señales de alarma que deben vigilar durante el embarazo y el puerperio les permite solicitar atención médica urgente antes de que los problemas pongan en peligro su vida:
Los dolores de cabeza intensos, la dificultad para respirar, la hinchazón extrema de manos y cara, los mareos, las náuseas y el sangrado abundante o la hemorragia son señales de posibles complicaciones que requieren una evaluación y un tratamiento rápidos.
El seguimiento meticuloso de la tensión arterial y el aumento de peso también orienta la detección precoz de afecciones como la preeclampsia, el síndrome HELLP y la diabetes gestacional, cuando la intervención funciona de forma óptima.
Pero la salud materna requiere un examen holístico que abarque también el bienestar mental y emocional. Las estadísticas muestran que más de una de cada cinco madres desarrolla algún tipo de trastorno perinatal del estado de ánimo, ansiedad o psicosis en los periodos prenatal o posparto, lo que las hace vulnerables a autolesionarse en los casos más graves si no reciben tratamiento. Hablar honestamente con los profesionales de la salud sobre los problemas de salud mental resulta enormemente protector cuando una atención de calidad puede impedir que se agraven.
Y lo que es más importante, las madres deben abogar por sí mismas con valentía y perseverancia: son quienes mejor conocen su cuerpo y son las expertas #1 que velan por su salud materna y la de su bebé. No dudes nunca en buscar atención de urgencia y haz oír tu voz.
Centrar la atención sanitaria materna en las necesidades de las madres
Afortunadamente, las reformas e iniciativas positivas dirigidas a mejorar los resultados de la salud materna están ganando terreno. El sitio Ley de prevención de muertes maternas de 2018 asignó fondos federales a la realización de exámenes exhaustivos de las muertes relacionadas con el embarazo y al desarrollo de modelos de atención basados en datos para mejorar la seguridad materna en todo el país. Colaboraciones similares de calidad perinatal a nivel estatal están reuniendo a responsables políticos, expertos en salud pública, proveedores, defensores de los pacientes y madres para identificar lagunas sistémicas y soluciones para la prestación de asistencia sanitaria materna.
Los avances dependerán de que los enfoques asistenciales centrados en el paciente escuchen y respondan realmente a las necesidades y opiniones de las madres, en lugar de imponer los cuidados de forma unilateral. Modelos innovadores como Centering Pregnancy emplean citas prenatales en grupo que permiten establecer vínculos con la comunidad, al tiempo que mantienen a las futuras madres implicadas activamente en la toma de decisiones compartida sobre sus planes de atención. Estos enfoques aumentan la satisfacción de las pacientes y fomentan la responsabilidad entre las madres y los equipos de atención prenatal.
Además, la ampliación del apoyo posparto resulta prometedora como salvavidas fundamental para la salud materna. El innovador Grupo de Trabajo de Salud Materna de Colorado forma a voluntarios para que realicen visitas a domicilio y ayuden a las madres desfavorecidas durante el primer año después del parto con tareas cotidianas como la preparación de comidas, la limpieza ligera y el descanso del cuidador para la recuperación mental y el tiempo de vinculación con los recién nacidos. Otras iniciativas abordan la faceta de la salud mental con un mejor acceso a servicios de asesoramiento, terapia y apoyo entre iguales para los trastornos del estado de ánimo posparto, junto con formación para una atención materna culturalmente competente e informada sobre el trauma.
Aunque se está avanzando, aún queda mucho por hacer para lograr un acceso verdaderamente universal y equitativo a una atención sanitaria materna prioritaria que anteponga las necesidades, las opciones y la calidad de vida de las madres.
Reforma de la asistencia sanitaria materna: El camino a seguir
En el centro de nuestras comunidades, nuestra cultura y nuestras generaciones futuras están las madres, la columna vertebral de la sociedad. Para garantizar una salud materna duradera y el pleno bienestar de las madres en todo el país, debemos promulgar reformas integrales en ámbitos clave:
- Política de salud reproductiva - Abogar por políticas de permisos familiares retribuidos para que las madres que se recuperan no se vean presionadas a hacer un esfuerzo excesivo o a volver a horarios de trabajo sobrecargados, renunciando en el proceso a su salud materna.
- Coordinación y continuidad de la atención - Mejorar drásticamente la continuidad de la atención entre obstetras, comadronas, pediatras, médicos de familia y profesionales de la salud mental para garantizar que no se pierdan detalles vitales. El acceso universal a historiales médicos digitales completos es una faceta vital.
- Inversión en investigación - Destinar muchos más recursos a la investigación médica centrada en la prevención y el tratamiento de las principales causas de complicaciones y muerte maternas, como la preeclampsia, la hemorragia obstétrica y la hipertensión gestacional.
- Integración de la salud mental - Poner el mismo énfasis y financiación en la integración de la salud mental materna que en la atención física, dado que 1 de cada 5 nuevas madres se enfrenta a ansiedad, depresión y otros trastornos del estado de ánimo tras el parto, y sin embargo tiene un acceso limitado al tratamiento.
- Atención centrada en el paciente y basada en el valor - Por encima de todo, hay que escuchar a las propias madres y poner su voz, sus opciones y su calidad de vida en el centro del desarrollo de modelos, normas y mejores prácticas de atención agrupada basada en el valor. Ellas son las verdaderas expertas en su salud y en qué tipo de atención coordinada y empática sirve mejor a las futuras madres.
Aprendiendo de los pioneros de la salud materna de todo el país, capacitando a las madres para que reconozcan pronto las señales de alarma, centrando activamente la atención coordinada en las necesidades y el historial médico de cada madre y defendiendo reformas impulsadas por las propias madres, podemos y debemos superar esta crisis de salud pública prevenible en nombre de las madres.
La salud materna no es opcional. Es primordial para el florecimiento de las familias, las comunidades y la propia humanidad. Como sociedad, estamos moral y éticamente obligados a adoptar un enfoque integral y sin rodeos para salvaguardar la salud materna y proporcionar a las madres los recursos y el apoyo que tanto merecen. Cuando las madres prosperan, todos prosperamos.