La osteoporosis hace que los huesos se vuelvan débiles y quebradizos, perdiendo masa con el tiempo hasta que incluso esfuerzos leves como agacharse pueden causar una fractura o rotura ósea. Si no se trata, la osteoporosis puede progresar silenciosamente durante años antes de provocar fracturas que alteren la vida. Sin embargo, con la prevención y el tratamiento adecuados, podemos vencer a este "ladrón silencioso de huesos".
¿Qué es la osteoporosis?
La osteoporosis se produce cuando nuestro cuerpo pierde demasiada masa ósea a través del proceso continuo de remodelación ósea. A lo largo de nuestra vida, el tejido óseo viejo se descompone y se sustituye por hueso nuevo. La osteoporosis se produce cuando la degradación ósea supera a la reconstrucción, dejándonos con un déficit peligroso y un alto riesgo de fracturas.
Esta enfermedad puede degradar todos los huesos, pero las fracturas suelen producirse allí donde la enfermedad adelgaza determinadas zonas vulnerables, como la cadera, la columna vertebral y la muñeca. Estas fracturas osteoporóticas pueden afectar drásticamente a la movilidad y la independencia, especialmente las de cadera, que dejan a casi 1 de cada 4 ancianos incapacitados para volver a caminar de forma independiente.
Remodelación ósea y osteoporosis
El hueso se renueva a lo largo de toda la vida, con células especiales que disuelven continuamente el tejido viejo y lo sustituyen por matriz mineralizada fresca. Alcanzamos el pico de masa ósea en torno a los 30 años, cuando este proceso de remodelación maximiza la densidad ósea. A partir de esa edad, el equilibrio cambia: la resorción supera a la formación y el esqueleto pierde masa lentamente. En algunas personas, la pérdida de masa ósea se acelera hasta convertirse en lo que conocemos como osteoporosis, y muchas no saben que la padecen hasta su progresión silenciosa.
Aunque ambos sexos sufren una pérdida ósea relacionada con la edad, las mujeres, incluidas las que padecen cáncer de mama, son más vulnerables después de la menopausia, cuando la caída de los niveles de estrógenos acelera la degradación ósea y provoca osteoporosis en las mujeres posmenopáusicas. Alrededor de los 65 años, mujeres y hombres se enfrentan por igual a un mayor riesgo, perdiendo hueso rápidamente.
Todos experimentamos fluctuaciones de remodelación, pero los factores genéticos y de estilo de vida diferencian quién puede capear esa pérdida de quién entra en un declive anormalmente rápido y osteoporótico.
Diagnóstico y pruebas
Dado que inicialmente la osteoporosis no presenta síntomas, los médicos la diagnostican comparando la densidad mineral ósea de los pacientes con las normas mediante escáneres. Baja densidad mineral ósea (DMO) significa un mayor riesgo de fractura, lo que indica que el tratamiento de la osteoporosis debe comenzar antes de que uno pueda romperse un hueso. Los médicos suelen repetir las exploraciones cada uno o dos años para controlar los cambios óseos, de modo que puedan seguir la progresión de la osteoporosis y ajustar los planes de tratamiento en consecuencia.
Factores de riesgo de la osteoporosis
- Sexo - Las mujeres sufren más del 70% de las fracturas por osteoporosis con riesgo extra tras menopausia
- Edad - Cuanto más envejecemos, más probable es que la pérdida de masa ósea se convierta en osteoporosis.
- Las personas de determinadas razas, sobre todo blancas y asiáticas, tienen un mayor riesgo de desarrollar osteoporosis.
- Antecedentes familiares: las personas con parientes cercanos que han sufrido fracturas osteoporóticas tienen más probabilidades de desarrollar también la enfermedad.
- Armazón de pequeño tamaño - La menor masa ósea máxima acumulada durante el crecimiento aumenta el riesgo de osteoporosis.
- Niveles hormonales: el exceso o la escasez de ciertas hormonas, como los estrógenos o la hormona tiroidea, aceleran la pérdida de masa ósea.
- Esteroides y otros medicamentos: los tratamientos prolongados con corticosteroides suelen provocar osteoporosis grave.
- Dieta y trastornos alimentarios: el bajo nivel de calcio a lo largo de la vida, la anorexia, la bulimia y los ciclos relacionados de inanición/purga degradan el hueso.
- El sedentarismo, el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol aumentan el riesgo de desarrollar osteoporosis al afectar negativamente a los huesos.
No podemos cambiar factores de riesgo como el sexo o la genética. Conocer los riesgos personales, como los antecedentes familiares de osteoporosis, permite una prevención adaptada y una intervención precoz cuando las pruebas de densidad ósea indican posibles problemas.
Fundamentos nutricionales para unos huesos sanos
Una nutrición equilibrada proporciona los elementos esenciales para la salud ósea a lo largo de toda la vida. El calcio y la vitamina D son especialmente importantes.
Consumir suficiente calcio
El 99% del calcio del cuerpo se almacena en los huesos, por lo que una ingesta insuficiente de calcio priva al esqueleto de su integridad. El Instituto de Medicina recomienda:
- 1.000 mg de calcio al día para los hombres y las mujeres premenopáusicas
- 1.200 mg diarios para mujeres posmenopáusicas y hombres mayores de 70 años
Los productos lácteos son una buena fuente de calcio, sobre todo el yogur, la leche y el queso. Las leches y zumos vegetales enriquecidos, el pescado en conserva con espinas comestibles, el tofu con calcio, las verduras de hoja verde y la soja también contribuyen a mantener una densidad ósea saludable y pueden ayudar a tratar la osteoporosis.
Muchas personas se quedan cortas en los niveles de calcio, sobre todo las que evitan los lácteos. Los suplementos pueden suplir las carencias y reducir el riesgo, ya que formas como el citrato de calcio suelen absorberse mejor que otras como el carbonato de calcio. Pero un exceso de calcio dificulta la absorción del hierro y el zinc y puede aumentar el riesgo de cardiopatías, por lo que los expertos advierten a los consumidores de suplementos que no superen los 2.000 mg diarios.
Consumir suficiente vitamina D
La vitamina D también influye profundamente en el metabolismo óseo. Nuestra piel sintetiza vitamina D cuando se expone a la luz solar UVB. Pero el envejecimiento, una tez más oscura, cubrirse la piel con regularidad, vivir en latitudes más altas con menor exposición al sol y el uso de protectores solares reducen la producción natural de vitamina D.
Un nivel bajo de vitamina D amenaza la absorción de calcio y la formación ósea, al tiempo que deja los esqueletos vulnerables a una elevada resorción. Las deficiencias, especialmente como la osteopenia, se correlacionan fuertemente con la progresión de la osteoporosis.
Para alcanzar los objetivos de vitamina D, el pescado azul, los huevos, los alimentos enriquecidos con vitamina D y el sol moderado pueden ayudar. Las personas con mayor riesgo de deficiencia pueden necesitar suplementos:
- 600 UI diarias, hasta los 70 años
- 800+ UI diarias para adultos mayores
Actividad física para fortalecer los huesos
Nuestros huesos se adaptan constantemente para soportar las cargas físicas y las fuerzas de impacto que se ejercen sobre ellos. Los ejercicios con pesas imitan esas tensiones, desencadenando procesos de remodelación que, en última instancia, aumentan la resistencia ósea.
Cualquier carga actividad física ayuda a fortalecer los huesos:
- Estimulación de los osteoblastos para el crecimiento de matriz ósea mineralizada fresca
- Limitar la sobreactividad de los osteoclastos
- Mejorar el equilibrio y la estabilidad puede reducir el riesgo de fracturas.
Opciones ideales como correr, saltar, hacer aeróbic, jugar al tenis o subir escaleras centran la prevención y el tratamiento de la osteoporosis en las caderas y la columna vertebral, zonas habituales de fractura. Fortalecer los músculos mediante ejercicios de resistencia también fortalece los huesos de esas zonas.
Empezar de joven sienta las mejores bases, ya que es en la juventud cuando se produce la mayor acumulación ósea. Pero empezar a realizar actividades con peso a cualquier edad puede aumentar la densidad ósea, e incluso ayudar a invertir las pérdidas osteoporóticas en la tercera edad. La clave está en elegir actividades agradables que se mantengan a largo plazo.
Tratamientos de la osteoporosis
Si la modificación de los factores de riesgo de la osteoporosis no puede controlar por sí sola la pérdida ósea, los médicos pueden prescribir medicación. Los fármacos antirresortivos potentes, como los bifosfonatos, ayudan a inclinar la balanza de la remodelación desde la descomposición excesiva hacia la reconstrucción ósea. Estos tratamientos pueden aumentar la densidad ósea y reducir las probabilidades de fractura hasta 70% en 3-5 años.
El raloxifeno constituye otra opción antiosteoporótica para las mujeres posmenopáusicas. A diferencia de los bifosfonatos, que se acumulan indefinidamente en el hueso, el raloxifeno se metaboliza con bastante rapidez y pierde potencia tras su interrupción. Pero para las mujeres que desean un tratamiento a corto plazo, la inyección puede mejorar significativamente la salud de la columna vertebral y reducir su riesgo.
Para tratar la osteoporosis, los médicos también utilizan agentes anabolizantes como la teriparatida para estimular directamente la formación de hueso. Pero existen algunas restricciones, ya que al sobreactivar los osteoblastos se corre el riesgo de que los huesos se desorganicen en lugar de fortalecerse, lo que aumenta el riesgo de fractura.
Los tratamientos para la osteoporosis también conllevan algunos riesgos, desde la rara osteonecrosis mandibular con los bifosfonatos hasta los riesgos de ictus y coágulos sanguíneos con el raloxifeno. Médicos y pacientes deben sopesar juntos los beneficios frente a los posibles efectos secundarios para lograr una atención personalizada.
Frenar la osteoporosis actuando a tiempo
La osteoporosis suele aparecer silenciosamente a medida que envejecemos, antes de manifestarse dolorosamente con fracturas debilitantes. Pero conocer los riesgos individuales, someterse a exploraciones frecuentes y modificar los factores controlables puede detener este sigiloso deterioro óseo antes de que merme la movilidad y la independencia.
Comprométase ahora a salvaguardar su salud ósea a largo plazo mediante la nutrición, el ejercicio y la intervención médica precoz cuando sea necesario, antes de que la osteoporosis pueda imponerse como el ladrón silencioso de huesos.