Esa sensación de ardor ahí abajo
Si experimentas ardor al orinar, dolor pélvico y una sensación constante de necesidad de orinar, es posible que pienses automáticamente en una "infección del tracto urinario". Pero, de hecho, 1 de cada 3 mujeres padece una disfunción del suelo pélvico que imita los molestos síntomas de una infección del tracto urinario. Llegar a la raíz del problema es la clave para tratar las molestias.
Este artículo explora las diferencias sutiles pero significativas entre dos culpables comunes detrás de esos molestos síntomas: las infecciones del tracto urinario (ITU) y la disfunción del suelo pélvico. Al comprender las causas clave de las ITU frente a los desencadenantes musculares, puedes aprender a discernir los problemas de raíz para poder seguir el tratamiento adecuado para resolver las molestias.
¿Podría tratarse de una infección urinaria?
Definamos primero los términos. Una infección del tracto urinario (ITU) se produce cuando las bacterias penetran en partes del sistema urinario como la vejiga o la uretra, causando infección e inflamación. Los síntomas típicos de una ITU son:
- Ardor al orinar
- Aumento de la urgencia y frecuencia urinarias
- Dolor pélvico o molestias en el bajo vientre
- Orina turbia y de olor fuerte
- Sangre en la orina
Si se marcan varias casillas, es conveniente ponerse en contacto con el médico para que realice un cultivo de orina y determine si existe infección. Las infecciones urinarias son más frecuentes en las mujeres debido a que las uretras más cortas cerca de la vagina y el ano albergan bacterias. Entre los factores que contribuyen a estas infecciones están la actividad sexual, el embarazo, la menopausia, las infecciones urinarias previas, la genética y algunos problemas de salud.
¿O podrían ser problemas del suelo pélvico?
El suelo pélvico es un grupo de músculos que se extiende por la base de la pelvis y sostiene órganos como la vejiga, el útero y el recto. Cuando estos músculos están tensos o débiles, pueden aparecer síntomas muy similares a los de una infección urinaria, como:
- Dolor en la uretra, la vejiga, el abdomen o el perineo
- Sensación de ardor al orinar
- Aumento de la necesidad de orinar con frecuencia o urgencia
- Vaciado incompleto de la vejiga
Son varias las cuestiones que provocan problemas en el suelo pélvico. El embarazo y el parto tensan los músculos. La actividad de alto impacto, la tos crónica, la obesidad y el estreñimiento tensan excesivamente los tejidos. La cirugía pélvica, los cambios hormonales o las lesiones previas también provocan disfunciones.
Si la orina no muestra signos de infección pero las molestias persisten, el siguiente paso debe ser evaluar el suelo pélvico. ¿Por qué ocurre esto y cómo podemos encontrar alivio?
Cuando el modo de protección no es bienvenido
El suelo pélvico se contrae para "proteger" los órganos cuando sufrimos algún traumatismo pélvico, como una infección del tracto urinario. Pero una vez que el dolor desaparece, estos músculos a menudo se olvidan de volver a relajarse. Esta tensión irrita estructuras como la uretra, lo que vuelve a provocar los síntomas. Las infecciones urinarias pueden incluso reaparecer debido a una relajación inadecuada del suelo pélvico entre una infección y otra.
Salir de este ciclo de dolor depende de la fisioterapia. Los fisioterapeutas del suelo pélvico realizan evaluaciones internas y externas para determinar dónde se esconde la disfunción. Los tratamientos emplean técnicas de terapia manual para calmar los espasmos y liberar los tejidos conectivos. Los programas de ejercicios devuelven la coordinación, la fuerza y la flexibilidad al suelo pélvico. El reentrenamiento neuromuscular ayuda a normalizar las señales nerviosas entre el cerebro y los músculos.
Continuar con los ejercicios en casa y modificar las actividades agravantes proporciona un alivio duradero al reequilibrar el suelo pélvico. El apoyo a la salud general a través de la dieta, la ingesta de líquidos, la rutina intestinal y la reducción del estrés también refuerzan los beneficios.
Cuándo buscar diagnóstico y atención
Si has tenido ITU recurrentes o síntomas persistentes, es fundamental obtener el diagnóstico correcto. Llevar un registro del dolor y los hábitos de baño ayuda a descubrir las conexiones. Describe a fondo tu experiencia a los médicos para que las pruebas puedan determinar si hay infección o afectación del suelo pélvico. Si los antibióticos no han resuelto los problemas, pide que te remitan a fisioterapia del suelo pélvico.
Los especialistas en este campo conocen los entresijos del suelo pélvico y saben cómo diseñar planes de tratamiento personalizados. Existen opciones de terapia interna y externa que se adaptan a los niveles de comodidad. La atención de los expertos llega a la raíz de las molestias para que puedas recuperar la confianza y la comodidad en tu propio cuerpo a diario.
Mereces sentirte mejor
Tanto si le aquejan infecciones urinarias recurrentes como dolor pélvico persistente, sepa que no tiene por qué sufrir síntomas confusos ni autodiagnosticarse utilizando Dr. Google solo. Consiga la tranquilidad que tanto necesita e identifique con precisión las causas profundas mediante pruebas completas y una atención compasiva por parte de proveedores familiarizados con los complejos problemas de salud de la mujer. Si las soluciones iniciales resultan insatisfactorias, no deje de pedir más respuestas a su equipo médico con calma pero con firmeza. Recuerde que el alivio y la verdadera curación esperan incluso a quienes tienen problemas diagnosticados desde hace tiempo: la clave está en colaborar con profesionales para desentrañar su situación particular. El apoyo y las respuestas están ahí para transformar su perspectiva.