Si usted es uno de los millones de personas que padecen dolor de espalda, sabe lo debilitante que puede llegar a ser. Desde un leve dolor hasta insoportables sensaciones punzantes, el dolor de espalda puede afectar gravemente a su calidad de vida. Pero no tiene por qué resignarse a una vida de molestias crónicas. Si conoce las causas subyacentes del dolor de espalda y explora opciones de tratamiento de eficacia probada, podrá tomar el control y encontrar un verdadero alivio.
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Toggle¿Qué es exactamente el dolor de espalda?
El dolor de espalda se refiere a cualquier dolor, tensión o molestia en los músculos, huesos, articulaciones, ligamentos o nervios de la espalda. Puede variar de leve a inmovilizante y puede irradiarse a otras zonas como los hombros, los brazos, las piernas o las nalgas. Es una dolencia muy común, que afecta hasta al 80% de los adultos en algún momento de su vida.
La espalda está formada por las regiones cervical (cuello), torácica (parte superior y media de la espalda), lumbar (parte inferior de la espalda) y sacra (base de la columna vertebral). El dolor puede afectar a cualquiera de estas zonas por diversos motivos. Puede ser agudo, con una duración inferior a tres meses, o crónico, si persiste más tiempo. La buena noticia es que menos del 20% de los casos de dolor de espalda se convierten en crónicos.
¿Causas comunes del dolor de espalda?
El dolor de espalda se debe a problemas en los músculos, huesos, articulaciones o nervios de la espalda. Algunos culpables habituales son:
Distensiones musculares y esguinces
El levantamiento repetido de objetos pesados, los movimientos bruscos con fuerza o los estiramientos excesivos pueden sobrecargar o desgarrar los músculos o ligamentos de la espalda. La tensión o el desequilibrio muscular también pueden desencadenar dolorosos espasmos. La mayoría de los dolores de espalda agudos se deben a este tipo de lesiones leves.
Discos abultados o rotos
Los discos situados entre las vértebras actúan como cojines o amortiguadores. Un disco puede romperse o sobresalir, presionando los nervios cercanos y provocando inflamación. La hernia discal es una causa frecuente de lumbalgia y ciática.
Artritis
La artrosis de columna puede provocar la rotura de las articulaciones facetarias entre las vértebras. Los tipos inflamatorios como la artritis reumatoide o la espondilitis anquilosante también contribuyen a las molestias y la rigidez de la espalda. La artritis espinal estrecha el espacio alrededor de los nervios, lo que provoca una presión adicional.
Estenosis espinal
Cuando la columna hueca por la que viaja la médula espinal se estrecha debido a la artritis o a una hernia discal, puede producir calambres en la médula y los nervios. Esta estenosis espinal suele causar calambres en las piernas, además de problemas de espalda.
Osteoporosis
La pérdida de densidad ósea por la osteoporosis hace que las vértebras sean porosas y propensas a dolorosas fracturas por compresión. Es una de las principales causas de dolor de espalda en las personas mayores.
Otras causas
Otras causas menos frecuentes de molestias de espalda son la curvatura de la columna vertebral (escoliosis, cifosis), el embarazo, las infecciones, los tumores y la compresión de las raíces nerviosas. Problemas médicos como cálculos renales, quistes ováricos y problemas de próstata también pueden generar molestias en la espalda. A veces no se encuentra una causa definida.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas del dolor de espalda pueden variar mucho en función de la localización, la gravedad y la causa subyacente. Los síntomas típicos son:
- Sensación de dolor, palpitación, punzada o quemazón.
- Dolor agudo y punzante que se irradia a las piernas, caderas u hombros.
- Sensibilidad muscular, espasmos, calambres o rigidez
- Movilidad, amplitud de movimiento y flexibilidad reducidas
- Entumecimiento u hormigueo en la espalda, piernas, pies, dedos de los pies
- Debilidad o problemas de coordinación muscular
- Hinchazón, enrojecimiento, calor alrededor de la zona afectada
La localización concreta de las molestias proporciona pistas sobre el origen. El dolor lumbar suele ser consecuencia de una distensión muscular o ligamentosa. Los problemas en la zona media de la espalda pueden deberse a lesiones costales, artritis u osteoporosis. Los problemas de la parte superior de la espalda suelen derivarse de una mala postura, uso excesivo o tensión muscular.
Ciertos síntomas justifican una atención médica inmediata, como:
- Pérdida de la función intestinal/vejiga
- Fiebre, escalofríos, pérdida de peso inexplicable
- Entumecimiento o debilidad repentinos e intensos
- Dolor de espalda tras una caída o lesión
Estas señales de alarma pueden indicar una infección subyacente, una fractura o un problema neurológico acuciante que requiera una descompresión vertebral urgente. Afortunadamente, la gran mayoría de los casos de dolor de espalda no son tan graves.
Factores de riesgo
Cualquier persona puede sufrir dolor de espalda, incluso los deportistas jóvenes y los niños. Pero estos factores aumentan la susceptibilidad:
- Edad - El riesgo de padecer dolor de espalda aumenta en torno a los 30-40 años.
- Peso - El exceso de peso sobrecarga los músculos de la espalda y las articulaciones.
- Falta de ejercicio - Los músculos débiles de la espalda son más propensos a sufrir tensiones.
- Problemas de salud - La artritis, la osteoporosis, la escoliosis y otros trastornos que afectan a la integridad estructural de la espalda contribuyen al dolor.
- Factores psicológicos: el estrés y trastornos como la depresión o la ansiedad aumentan la tensión muscular.
- Riesgos laborales - Los trabajos que implican agacharse, levantar objetos, vibraciones o permanecer sentado repetidamente aumentan el riesgo de lesiones.
- Mala postura y biomecánica: encorvarse, encorvarse o levantar objetos con técnicas inadecuadas sobrecarga la espalda.
- Genética - Los antecedentes familiares de problemas de espalda aumentan ligeramente la susceptibilidad.
Prevención
Puede minimizar el riesgo de dolor de espalda y mantenerla fuerte con ejercicio regularLa prevención de la obesidad, los buenos hábitos posturales y de movimiento, el control del peso y las medidas relacionadas con el estilo de vida:
- Ejercicios para el tronco y la espalda - Fortalecer estos grupos musculares sujeta mejor la columna vertebral y absorbe la tensión. Prueba los puentes, los perros pájaro, las planchas, el yoga y el pilates.
- Ejercicios cardiovasculares - Los ejercicios aeróbicos de bajo impacto mejoran la circulación y el tono muscular sin sobrecargar los músculos. Caminar, nadar y montar en bicicleta son buenas opciones.
- Estiramientos y entrenamiento de la flexibilidad - Mantenerse ágil hace que los músculos sean menos propensos a desgarrarse y reduce la tensión. Céntrate especialmente en los isquiotibiales, hombros y caderas tensos.
- Conciencia postural - Reduzca la carga sobre la columna evitando encorvarse y manteniéndose erguido. Coloca un pie en un taburete cuando permanezcas de pie mucho tiempo.
- Mecánica de elevación adecuada - Levante objetos pesados cerca del cuerpo utilizando la fuerza de las piernas mientras mantiene la espalda recta. Evite torcerse al manipular cargas. Solicite ayuda cuando sea necesario.
- Peso saludable - Los kilos de más gravan la espalda. Perder peso alivia la presión y la tensión en caso de sobrepeso.
- Controlar el estrés - La ansiedad y las preocupaciones amplifican la tensión muscular dolorosa. Las prácticas de relajación, como la meditación, ayudan en este caso.
- Elegir un equipo que proteja la espalda: utilice colchones de apoyo, sillas y puestos de trabajo ergonómicos, plantillas amortiguadoras para el calzado, fajas lumbares y otros elementos que reduzcan la tensión en la espalda.
Diagnóstico
Averiguar la causa estructural exacta del dolor de espalda es difícil en más del 50% de los casos. Algunos casos se deben a lesiones claras, esguinces, fracturas o degeneraciones relacionadas con la edad visibles en radiografías o técnicas de imagen avanzadas.
Lo más frecuente es que el origen preciso siga siendo impreciso en las exploraciones y pruebas. La diferenciación entre las posibles causas depende de una historia clínica detallada, una exploración física, la descripción de los síntomas y el conocimiento de los factores de riesgo. Entre las herramientas diagnósticas que pueden entrar en juego se incluyen:
- Historial médico y exploración física: búsqueda de señales de alarma, patrones, localización de molestias/dolores, amplitud de movimiento o problemas neurológicos.
- Imagen: las radiografías muestran problemas óseos como fracturas o artritis. Las resonancias magnéticas y las tomografías computarizadas revelan discos abultados/herniados, nervios pinzados, tumores y otros problemas de tejidos blandos.
- Análisis de sangre - Ayudan a diagnosticar infecciones, artritis inflamatoria, mieloma y otras afecciones.
- Pruebas nerviosas: mide la velocidad de conducción de los nervios para detectar posibles pinzamientos.
- Diskography - Tinte de contraste inyectado en los discos bajo rayos X observa la forma, desgarros, fugas. Se utiliza para identificar las fuentes de dolor de espalda discogénico antes de la cirugía.
Opciones de tratamiento
La mayoría de los dolores de espalda se resuelven por sí solos con sencillos cuidados domiciliarios en un plazo de 2 a 4 semanas. El objetivo de los tratamientos es aliviar las molestias a corto plazo y abordar los problemas estructurales subyacentes:
- Reposo: evite las actividades extenuantes y deje que las zonas inflamadas cicatricen mientras mantiene una actividad moderada.
- Calor/hielo: las aplicaciones alternas ayudan a aliviar el dolor muscular y la inflamación.
- Medicamentos sin receta - Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como el ibuprofeno o el naproxeno, alivian temporalmente el dolor y la hinchazón. El paracetamol y los tópicos como los parches de lidocaína también ayudan.
- Fisioterapia - Estiramientos, ejercicios, ultrasonidos y otras modalidades relajan los músculos a la vez que fortalecen la espalda y el tronco. Ayuda a reeducar los patrones de movimiento adecuados.
- Manipulación vertebral - Los quiroprácticos u osteópatas utilizan ajustes y movilizaciones para mejorar la función de las articulaciones vertebrales y reducir la irritación nerviosa.
- Entrenamiento postural: aprender a mejorar la ergonomía y la mecánica de los movimientos protege la espalda de nuevas tensiones.
- Inyecciones epidurales de esteroides: las inyecciones de cortisona alrededor de los nervios irritados calman la inflamación.
- Cirugía: último recurso para hernias discales graves, síntomas de estenosis espinal o inestabilidad que no responden al tratamiento conservador. Los procedimientos habituales son la laminectomía, la discectomía o la fusión vertebral.
Cuándo acudir al médico
La mayoría de los dolores de espalda mejoran con remedios caseros sencillos, pero consulte a su médico si tiene molestias:
- Dura más de 1 mes sin alivio
- Progresa, empeora o se extiende
- Causa debilidad o entumecimiento de las extremidades
- Se acompaña de síntomas neurológicos graves o progresivos
- Resultado de una caída, accidente o lesión
- Ocurre junto con una pérdida de peso inexplicable, fiebre, dolor abdominal, etc.
En caso de síntomas de alarma, es crucial buscar atención médica a tiempo. Una intervención precoz evita daños permanentes por compresión nerviosa, inestabilidad, infecciones o tumores malignos.
Mientras espera las citas, evite las actividades que agraven el dolor. La medicación temporal sin receta o recetada combinada con hielo/calor proporciona un alivio provisional. No se demore si los problemas empeoran o aparece algún síntoma preocupante.
Vivir con dolor de espalda crónico
Para aproximadamente el 20% de los pacientes con dolor de espalda, las molestias se convierten en un compañero recurrente o constante. Tras agotar las terapias conservadoras, sobrellevar el dolor de por vida presenta numerosos obstáculos físicos y emocionales.
Encontrar un plan de tratamiento integral del dolor
Las personas con dolor intratable necesitan una combinación personalizada de tratamientos que incluyen medicamentos, acupuntura, asesoramiento y técnicas de relajación. El objetivo de estos planes holísticos es mejorar las funciones cotidianas al tiempo que se abordan los aspectos psicosociales que afectan a la percepción del dolor.
Exploración de intervenciones avanzadas
Los pacientes que no superan los tratamientos básicos pueden someterse a inyecciones, implantes u operaciones especializadas. La adhesiolisis epidural rompe el tejido cicatricial alrededor de los nervios irritados. Los estimuladores de la médula espinal utilizan señales eléctricas para interrumpir el dolor. Las operaciones de sustitución discal o fusión vertebral refuerzan zonas inestables y dañadas cuando otras opciones no alivian suficientemente el dolor o reducen la incapacidad.
Mantenerse activo y cambiar el estilo de vida
Mientras que la actividad vigorosa empeora el dolor de espalda agudo, mantener una buena forma física previene de forma segura la disfunción a largo plazo. Así se fortalecen los músculos de sostén y el cardioacondicionamiento combate la inflamación. Ajustar los movimientos y la postura y encontrar posturas cómodas para dormir garantiza una mecánica diaria más respetuosa con la espalda. Los dispositivos de asistencia, como plantillas para el calzado, ayudas para la movilidad o corsés ortopédicos, proporcionan un apoyo adicional.
Abordar los aspectos emocionales
Es comprensible que el dolor crónico avive la frustración, la ira, la tristeza, la ansiedad y la depresión. Los grupos de apoyo, el asesoramiento, las prácticas de reducción del estrés y las intervenciones sin fármacos cultivan estrategias de afrontamiento positivas. Esto facilita la aceptación de las limitaciones o pérdidas permanentes derivadas de los problemas de espalda persistentes.
Experimentar con terapias alternativas
La acupuntura, los masajes, el yoga, el tai chi, el qigong y otras modalidades complementarias alivian ciertos aspectos del dolor a largo plazo en algunas personas. Aunque menos estudiadas que los tratamientos médicos, estas opciones sin fármacos ayudan a relajarse y a liberar la tensión muscular. Las dietas especiales también pueden ayudar. El seguimiento de los síntomas ayuda a determinar qué terapias no convencionales proporcionan un alivio notable.
Cuándo tratar el dolor
Si el dolor de espalda persiste durante más de 12 semanas a pesar del reposo, la fisioterapia, la medicación, las inyecciones u otros cuidados conservadores, tiene sentido pasar a un tratamiento integral del dolor antes de recurrir a intervenciones más arriesgadas. Un enfoque en equipo aborda los factores físicos, sociales, psicológicos y emocionales que contribuyen a mejorar la calidad de vida.
Controle su dolor de espalda
Aunque prevenir el dolor de espalda no siempre es posible, comprender los fundamentos de las causas típicas, las estrategias de prevención inteligentes, cuándo buscar ayuda y la gama de opciones de tratamiento disponibles hoy en día capacita a quienes lo padecen. La mayoría de los casos de dolor de espalda, incluida la lumbalgia crónica, se resuelven rápidamente con medidas sencillas como las descritas en Rosen's Emergency Medicine. Para los problemas más persistentes, la fisioterapia, el tratamiento quiropráctico, las inyecciones o la cirugía ofrecen esperanza.
Incluso ante una dolencia crónica, integrar el autocuidado con técnicas avanzadas de afrontamiento hace que la vida con dolor de espalda sea mucho más llevadera. Ser proactivo disminuye la agonía a la vez que devuelve la confianza en que puedes superar este reto y recuperar un estilo de vida activo y satisfactorio. Con los recursos y el apoyo adecuados, controlar el dolor de espalda está al alcance de la mano.